El 13 de noviembre de 2018, de la mano de la Fundación Triodos y la plataforma de crowdfunding huertoseducativos.org, materializamos una idea para transformar donaciones puntuales y finalistas en financiación recurrente para nuestros agricultores.
Y transcurridos cuatro años de aquel piloto, podemos comunicaros con enorme satisfacción que el tiempo ha validado nuestras hipótesis. Tal y como lo anunciamos en su momento, “queríamos dar un nuevo sentido a estas acciones altruistas y que perduraran en el tiempo generando mucho más impacto. Que esas pequeñas aportaciones cobraran vida por sí mismas y siguieran vigentes con el paso del tiempo, logrando la finalidad para la que fueron donadas pero aumentando la cuantía de lo donado y el impacto producido”, a lo largo del tiempo. Y así ha sido.
En aquel momento logramos recaudar 1.012 euros de decenas de donantes de Huertos Educativos. Los ethichubbers más veteranos recordarán que por aquel entonces, todavía utilizábamos el ether para financiar los proyectos y esos 1.012 euros se transformaron en 5,5 ethers que fueron destinados íntegramente a la comunidad de San Rafael. Cuando los caficultores pagaron de vuelta el proyecto, reinvertimos el principal más los intereses percibidos en un nuevo proyecto y cuando este fue pagado, repetimos la operación. Y así, una y otra vez.
En este tiempo, no solo ha sido la comunidad de San Rafael la que se ha visto beneficiada por aquellas donaciones, también lo han sido otras tantas, como Chanjalé, La Boquilla, Salchijí, La Soledad o Pavencul. Un total de 9 proyectos han sido financiados gracias a la generosidad de unos donantes que no esperaban ningún retorno económico de su aportación, sólo la satisfacción personal de colaborar altruistamente con una iniciativa que pretendía generar un impacto social. Así ha sido en estos últimos cuatro años. Y así continuará siendo en los años venideros.
Porque esas donaciones recibidas, no fueron destinadas para un único acto finalista. En el seno del fondo, han perdurado en el tiempo yendo mucho más allá de su propósito original. A día de hoy, dos comunidades disfrutan de los recursos del fondo por una cuantía total de casi 1.700 dólares. En cuatro años, el fondo ha crecido en volumen en más de un 60%. ¿No es maravilloso?
En este punto, nos gustaría incidir otra vez en una de las características más notable de la tecnología; la transparencia que nos proporciona. Cualquier persona, con un mínimo de conocimiento puede verificar lo que os estamos contando, sin necesidad de confiar en nosotros u otros entes centrales.
A continuación os dejamos la dirección pública vinculada al fondo. Aunque lo inauguramos sobre la blockchain de Ethereum, ahora también está operativo sobre la blockchain de Gnosis. Un dato importante por si os animáis a introducir la dirección en un explorador de bloques para curiosear en la vida del fondo:
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¡Muchas gracias a aquellos primeros donantes que participaron en ese piloto de forma altruista y a las organizaciones involucradas en el lanzamiento del fondo hace ya cuatro años! Nos sentimos muy orgullosos del éxito alcanzado y de haber podido demostrar que “hay una nueva forma de hacer las cosas”.